La depresión a menudo presenta síntomas físicos, principalmente fatiga, dolor o alteraciones del sueño. El estado de ánimo deprimido puede estar presente o no. El asesoramiento de apoyo y la farmacoterapia son más efectivos que cualquiera de las dos modalidades por sí solas. Los fármacos más nuevos se toleran mejor que los anteriores y consiguen una adherencia mucho más alta del paciente. La depresión se considera una enfermedad crónica. La probabilidad de recurrencia aumenta con el número de episodios, a menudo se necesita un mantenimiento prolongado de la medicación. La mayoría de los pacientes con depresión leve a moderada pueden ser gestionados de manera eficaz por su médico de atención primaria, con la derivación necesaria solo para aquellos que no responden a la terapia o que tienen ideación autolítica.