Una leve pérdida de memoria a partir de los 50 o más años de edad puede estar asociada al envejecimiento, pero si altera el ritmo normal y las actividades de la vida diaria en ningún caso se tiene que pensar que forma parte de un trastorno propio de la edad.
Si la pérdida de memoria se produce en situaciones de mucha tensión emocional, problemas familiares o laborales, suele recuperarse cuando se resuelve la situación que nos preocupaba. A veces en postoperatorios, fiebres altas o como consecuencia de medicaciones, hay pérdidas de memoria transitorias que no suelen ser importantes.
Sin embargo, una pérdida de memoria sin ninguna causa desencadenante, tiene que preocuparnos siempre (signos de alarma).
Estos puntos son los síntomas de alarma que nos harían pensar que podría haber un déficit cognitivo.
-Cambios en la Cognición,
1.-Desorientación en tiempo y espacio.
2.-Dificultad para aprender y retener información nueva (es repetitivo, olvida conversaciones, pierde objetos, no sabe el que le han dicho poco antes, no recuerda citas en el médico).
3.-Dificultad para encontrar las palabras para expresarse o para denominar objetos.
4.-Incapacitado para ordenar una secuencia de actas o para resolver problemas imprevistos a casa o el trabajo.
5.-Dificultad para efectuar cálculos mentales.
6.-Problemas para realizar actos motores complejos.
7.-Alteración de la capacidad de introspección.
-Cambios en la Conducta
1.- Irritabilidad y/o agresividad.
2.-Suspicacia (p.ej., no encuentra una cosa y cree que le han robado).
3.-Pérdida de iniciativa y apatía progresiva.
4.-Inquietud psicomotriz
5.-Falta de empatía
6.-Alucinaciones visuales y/o auditivas.
7.-Ideas delirantes.
8.-Comportamientos repetitivos.
9.-Conductas sexuales inapropiadas.
10.-Alteraciones de la conducta alimentaria.
-Cambios en la Vida Diaria
1.-Dificultad para realizar tareas complejas que antes hacía bien.
2.-Disminución de las actividades de la vida diaria: problemas para planificar una comida, llevar los asuntos bancarios, tomar la medicación.
3.-Abandono de actividades que antes le gustaban (p.ej., seguir partidos de fútbol, hacer aguja de gancho, etc.).
Ante cualquier de estos síntomas, tendríamos que consultar al neurólogo para que establezca un diagnóstico de la posible causa. Estos puntos son los síntomas de alarma que nos harían pensar que podría haber un déficit cognitivo.